No cabe duda de que vivimos en un mundo distinto al que era hace 20 años, incluso distinto al que habitábamos hace sólo 10 años. Hablamos de cambios culturales, valóricos, tecnológicos y también en el mundo del trabajo. En nuestra colaboración con distintas organizaciones hemos observado que los roles de liderazgo se han complejizado en la era digital.
Las organizaciones actuales, situadas en lo que se conoce como la cuarta revolución industrial, han experimentado la necesidad creciente de digitalizar sus operaciones, buscando adaptarse a un mundo cuya tecnología y procesamiento de datos va en exponencial ascenso. En este contexto, ¿cómo ha cambiado el rol del o la líder?
En primer lugar, la o el líder de hoy no es necesariamente quien sabe más o tiene más información y tampoco necesita tenerla, ya que gran parte del conocimiento técnico está almacenado en sistemas tecnológicos a los que puede recurrir. Si bien estos conocimientos son relevantes, a medida que las responsabilidades de liderazgo aumentan, también lo hace la relevancia de sus habilidades esenciales o relacionales, comúnmente conocidas como “habilidades blandas”.
Podríamos incluso partir un paso antes. Más allá de las capacidades de un/a líder, es esencial que esté dispuesto/a a aprender y desarrollar nuevas habilidades que sean funcionales a un ambiente en constante evolución. En la actualidad, un liderazgo rígido no es útil, al contrario, el/la líder debe estar abierto al cambio y a nuevas formas de desarrollo organizacional, debe estar implicado en el cambio y ser su propulsor.
El/la líder de hoy debe considerar tanto su propio desarrollo de habilidades como también las de su equipo. En ese sentido, diversos estudios han demostrado que una de las principales causas del fracaso de cambios organizaciones están relacionados con la barrera que generan liderazgos poco comprometidos con el proceso.
Otra capacidad de liderazgo relevante para la era digital es la incorporar tecnología en los procesos e implementar nuevas formas de trabajar en función de ellas. En 2020, cuando la OMS declaró la pandemia mundial del COVID-19, más líderes se toparon de frente con esta necesidad. En ese momento se hizo evidente no sólo el requerimiento tecnológico, sino también la necesidad de que los/las líderes sean capaces de aprender y adaptarse.
Un último aspecto que no suele ser considerado, pero es igualmente relevante a la hora de comprender el liderazgo en la era digital, dice relación con la exposición a la que se ve enfrentado el/la líder. Hoy el liderazgo está mucho más expuesto a nivel interno y público, ya que existe una alta posibilidad de registrar lo que un/a líder haga o deje de hacer, y es igualmente probable que dicho registro se difunda rápidamente. Por este motivo, las personas en roles de liderazgo deben estar atentos/as a cada uno de sus actos, asegurándose de que estos sean coherentes con los valores de su organización y de la sociedad.
El rol del liderazgo en la era digital es diferente de lo que era años atrás. Las personas en estos roles están más expuestas, deben constantemente incorporar tecnología en sus procesos, actualizarse permanentemente y actuar en un entorno cambiante. En este contexto, y con la misma constancia, el liderazgo debe gestionar e impulsar procesos de transformación, desarrollando sus propias capacidades y promoviendo mejoras en las habilidades en su equipo.
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