Una «reunión» ya no es lo mismo que concebíamos hace un año atrás. Las posibilidades de encontrarnos como partes de un equipo que trabaja unido han ido variando y aquí te contamos cómo estamos abordando esta situación con nuestros clientes.
Cuidando todas las medidas y protocolos necesarios, durante el período de verano tuvimos la posibilidad de hacer algunas intervenciones de equipo presenciales, con grupos reducidos de acuerdo al aforo permitido. Por supuesto, en Marzo la totalidad de nuestras actividades han vuelto a ser por medios digitales y probablemente seguirán así, pero haber tenido la posibilidad de trabajar presencialmente con un grupo que en todo el año tampoco se habían reunido en el mismo espacio físico nos dejó aprendizajes y reflexiones.
Mucha de la experiencia anterior sobre trabajar en equipo se anclaba en compartir un espacio: una oficina, un escritorio, conversaciones de pasillo, etc. Hoy tiene que ver con encuentros por videollamadas y con la confianza que existe en un grupo de personas que siguen trabajando por un objetivo común, aunque eso a veces ya no sea tan palpable.
Aun así, esto no es cierto para todos: muchas personas se mantienen trabajando físicamente, pero también esto se da en un contexto sanitario de distanciamiento físico: el encuentro entonces se da a través de pantallas, plásticos y mascarillas. En estas condiciones ¿Podemos decir que estamos reunidos?
Para nuestro trabajo, nos gusta pensar que sí y que ha llegado entonces la hora de darle un nuevo significado a la experiencia de equipo. Dadas las condiciones mencionadas y nuestro trabajo en jornadas y encuentros de equipo con el fin de apoyar la integración, resolución de conflictos y colaboración, hay algunas conclusiones que hemos sacado y nos gustaría compartir:
– Es fundamental mantener las «reuniones de equipo» , aunque sean todas virtuales y aunque nos parezcan innecesarias en el contexto actual, pues es el espacio donde las personas se encuentran y se reconocen parte de un grupo al que pertenecen y por el cual trabajan en conjunto.
– La agenda puede parecer incontrolable pero debemos hacer el esfuerzo para incorporar dentro de lo virtual aquellas interacciones que nos permitían generar confianza: 10 minutos para decir cómo estamos, qué nos aqueja, qué nos motiva y con qué energía llegamos al trabajo pueden hacer una gran diferencia respecto al sentirse parte de un equipo.
– Reunirse siempre en función de una tarea y un objetivo puede ser muy efectivo, pero es importante no olvidar que los seres humanos necesitan más que alcanzar una meta para mantenerse motivados. Trabajar no es sólo concretar objetivos, sino que se compone de toda la experiencia alrededor de eso y por eso sugerimos dejar espacio en las interacciones para «incluir todo aquello que está quedando fuera»: qué podemos mejorar, qué podemos hacer distinto, cómo está siendo la experiencia de trabajar desde la casa, qué extrañamos de compañeros/as.
– Un refuerzo para la calidez: vamos observando que las interacciones a través de lo digital se empiezan a hacer más impersonales y frías y eso es un poco inevitable. Pero en Trébol sabemos que trabajar con personas (y hacerlo de manera efectiva y motivada) requiere incorporar afectos, reflexiones, cotidianidad.
Si quieres ayudar a tu equipo a recuperar o reencontrar el valor de reunirnos en este contexto actual, escríbenos a contacto@trebolconsultores para diseñar la mejor intervención que se ajuste a la realidad de tu equipo y personas con las que trabajas.