Habitamos un mundo, una sociedad, una organización y un equipo de trabajo donde hay personas de distintas edades. ¿Estamos pudiendo dialogar entre distintas generaciones? En esta columna revisamos cuál es la mirada de la inclusión respecto a las distintas generaciones.
Hace unos meses, vimos el surgimiento de un nuevo meme en redes sociales: OK Boomer (en la foto principal), con el cual muchas veces las personas de generaciones más jóvenes (millenials, y Gen Z) reaccionan en un tono despectivo sobre lo que alguien de la generación baby boomer (diríamos alguien mayor de 55 años aproximadamente) opina o dice sobre algún tema. Incluso el New York Times calificó a este meme como «el fin de las relaciones intergeneracionales amistosas». Al parecer, las personas más jóvenes ya no toleran que los/as más viejos/as pontifiquen y desprestigien sus visiones y opiniones. Los jóvenes responden con desdén a una actitud de superioridad y condescendiente de los mayores.
En nuestra experiencia como consultores, lo vemos día a día en los equipos de trabajo: «son rígidos, no escuchan, creen tener siempre la razón». Y basta con observar cómo se dan las discusiones respecto a grandes temas sociales, para darse cuenta que muchas veces las diferencias intergeneracionales parecieran ser la principal barrera a la hora de establecer un diálogo. ¿Estamos entonces en un mundo de jóvenes versus viejos?
La constatación es que los grupos y equipos están hoy conformados por personas de distintas generaciones (algunos estudios incluso indican que hoy trabajan hasta 5 generaciones en las empresas) y cada vez cuesta más trabajar juntos. Sin embargo, quienes abogamos por la diversidad como mirada transversal para equipos y organizaciones, estamos poniendo los acentos en otros aspectos de esta interrelación: ¿Cuál es el beneficio de trabajar con alguien de una generación muy distinta a la mía? ¿Qué podemos aprender de otras generaciones? ¿Es siempre cierto – por ejemplo – que a mayor edad mayor experiencia y, en ese caso, no podemos nunca aprender de los más jóvenes?
Movimientos sociales y humanos están poniendo el foco en aspectos esenciales de la vida humana (uno de ellos, el trabajo y la calidad de vida). Con una población que envejece rápidamente y con grupos que son parte de la fuerza de trabajo activa hasta cada vez más edad, es fundamental poner al centro la inclusión en las relaciones laborales. ¿Cómo? Te contamos algunas sugerencias, en especial para líderes que quieren fomentar la diversidad intergeneracional en sus equipos de trabajo:
1. Construyendo puentes comunicacionales: por ejemplo, entre formalidad e informalidad y lo que podemos entender como respeto en la comunicación.
2. Acordando ritmos y plazos compartidos: uno de los puntos más críticos, pues la concepción de tiempo y uso de ese tiempo varía enormemente entre generaciones.
3. Declarando prioridades y focos: algunos pueden tender a la estabilidad y otros al cambio, algunos querrán mayor equilibrio entre su vida laboral y su vida personal y otros pondrán el acento en el «sacrificio necesario para el trabajo». Llegar a terrenos comunes puede tomar tiempo en estos temas, pero es fundamental para lograr equipos de alto rendimiento.
4. Hacerlos compartir! Difícilmente las generaciones podrán dialogar si no comparten espacios, equipos y proyectos en conjunto.
Como Trébol Consultores, nuestra postura se resume en esto: es hora de escucharnos y tender puentes. Cada generación – como cada persona – tiene algo que aprender y algo que entregar y los equipos que se enfoquen en valorar esta diversidad, podrán crear espacios respetuosos, donde se pueda opinar auténticamente, retroalimentarse a instalar espacios de aprendizaje y crecimiento.
Menos «OK Boomer» y más «Cuéntame cómo lo ves desde tu visión».
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